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PIE DIABÉTICO
El pie diabético aparece cuando existen niveles inadecuados de glucosa en sangre y otros factores que permanecen con frecuencia en personas con diabetes como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, entre otros, provocando un daño en los vasos y nervios que pueden producir complicaciones a mediano largo plazo.
Existen dos riesgos en estos pacientes; disminución de la sensibilidad y mala circulación de las extremidades inferiores, provocando la formación de una úlcera, algunas veces graves, y que es la principal causa de amputación.
SIGNOS CLÍNICOS DE UNA ENFERMEDAD VASCULAR
Aspecto del pie o pierna:
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Frío
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Llene capilar lento o ausente.
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Piel fina y brillante.
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Puede existir coloración cianótica o rubicunda (rubor isquémico).
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Ausencia de pulsos en extremidades inferiores.
COMO PREVENIR
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Dejar de fumar.
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Realizar inspección diaria de los pies.
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Nunca andar descalzo.
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Lavar diariamente los pies con agua tibia, nunca caliente.
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No remojarlos.
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Secarlos prolijamente con especial atención entre los ortejos (dedos). Puede ayudar el uso de toalla de papel o papel higiénico por su mayor absorción.
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Lubricarlos con glicerina, aceite emulsionado o crema sin perfume, excepto cuando existe sudoración excesiva. No lubricar entre los ortejos (dedos).
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Realizar visitas periódicas al Podólogo
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No usar “removedores de callos” ni lijas metálicas, esto para evitar cortes o heridas.
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No usar guateros y evitar poner los pies cerca de estufas o braseros.
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Revisa a diario los zapatos.
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Precauciones con las uñas:
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Realizar corte recto, evitando cortarlas demasiado.
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Si están engrosadas, limarlas en lugar de cortarlas.
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No dejarlas crecer tanto que puedan herir el aspecto lateral de los ortejos (dedos).
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Realizar el corte en lugar bien iluminado.
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Si la persona no ve bien, debe solicitar a otra persona que le corte las uñas.
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Cortar las uñas inmediatamente después del lavado, cuando están más blandas.
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Usar limas de cartón o tijeras rectas, nunca utilizar corta uñas.
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No cortar la cutícula.
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Uso de calcetines:
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Usar de preferencia calcetines sin acrílico, de hilo, algodón o lana y, si es posible, sin costura y sin zurcidos.
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Cambio a diario.
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Usar calcetines y calcetas con elásticos suaves para mantener una buena circulación sanguínea.
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Revisar sus calcetines antes y después del uso, buscando señales de humedad o lesiones.
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Uso de zapatos:
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El calzado debe ser de horma ancha, con suela gruesa, nunca puntudo ni con punteras duras, sin costuras interiores, cómodo, de tal manera que los ortejos (dedos) y el pie descansen en su posición natural.
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Debe ser de material suave que no produzca presión. Evitar el uso de plásticos o gomas en contacto con los pies.
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Comprar calzado preferentemente al final del día, cuando los pies están más hinchados. Las mujeres deben evitar el uso de zapatos de taco alto (sobre 5 cms), y con tiritas o hebillas que puedan producir heridas en la piel. Evitar el uso de zapatos de caña alta que puedan herir los tobillos.
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Usar siempre los zapatos con calcetines o medias, incluso estando en la casa.
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Sacudir y revisar en forma visual y manual el interior de los zapatos antes de ponérselos, con el fin de detectar presencia de irregularidades y cuerpos extraños.
CONSULTAR INMEDIATAMENTE EN CASO DE:
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Cambios de coloración de la piel de los pies.
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Cambios de sensibilidad o presencia de dolor.
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Presencia de lesiones cutáneas, por pequeñas que sean.
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Uñas encarnadas.
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Enrojecimiento y dolor del borde lateral de cualquiera de los pies
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